El equipo bogotano se impuso este martes 1-2, con goles de Morelo y Guastavino.
Al final del juego de ida de la serie de cuartos de final de la Copa Suramericana entre Santa Fe y Cali parecía que el fútbol había sido injusto porque el equipo bogotano mereció ganarlo. Pero en la vuelta, este martes, a los cardenales les bastó un minuto para demostrar su superioridad y experiencia en los torneos internacionales y con ello pasar a las semifinales tras vencer a los caleños 1-2.
Al minuto 14, el árbitro Víctor Carrillo pitó penalti por falta de Camilo Vargas sobre Arley Rodríguez. La jugada fue revisada por el VAR, que durante más de un minuto estuvo hablando con el árbitro, quien mantuvo su decisión.
Wilson Morelo, como en el partido de ida, tomó la decisión de ejecutar el penalti, y con gran decisión marcó el primero de la noche.
Cali quedó desconcertado por el gol, y tan solo un minuto después, Diego Guastavino quedó solo mano a mano con Vargas y puso el balón a un costado para que los jugadores e hinchas que acompañaron al club celebraran la clasificación.
A los 16 minutos quedó cerrada la serie por la incapacidad del Cali y porque Santa Fe hizo justicia con goles, los que no hizo en El Campín. Ahí, el equipo cardenal apeló a su experiencia copera, a manejar el partido a su antojo: esperó, defendió bien, tocó el balón de lado a lado y cuando fue necesario pegó.
Cali se vio inmerso en las dudas de sus jugadores y su entrenador. Aún muchos hinchas se preguntan por qué con la necesidad de hacer tres goles, desde el minuto 16, Macnelly Torres entró apenas a los 55.
Como era obvio, un jugador campeón de Copa Libertadores y con mil batallas encima puso a jugar a al Cali a otro ritmo, y desde ahí su ilusión creció.
A falta de 17 minutos, Nicolás Benedetti hizo un lindo sombrero en el área y definió al palo izquierdo del arquero Róbinson Zapata. 1-2 y la ilusión del Cali crecía para lograr la hazaña que jamás llegó.
El equipo de Pelusso ahora está afuera de los ocho de la Liga, eliminado de la Copa Suramericana y criticado en todo lado porque no demuestra lo que vale su nómina.
Por el lado de Santa Fe, en cambio, parece ser que la gestión de Guillermo Sanguinetti es aprobada en sus primeros meses con el conjunto de Bogotá. Eliminó al rival de patio, Millonarios, en los octavos de la Suramericana; dejó al Cali, en cuartos, y ahora, muy seguramente, tendrá que enfrentar al Junior (tiene ventaja de dos goles contra Defensa y Justicia, de Argentina) en las semifinales, pero ya estar en esta instancia es un premio enorme para un equipo que vive una transición institucional y ha sufrido bastantes lesiones en lo que va de este semestre.
Wilson Morelo, como en el partido de ida, tomó la decisión de ejecutar el penalti, y con gran decisión marcó el primero de la noche.
Cali quedó desconcertado por el gol, y tan solo un minuto después, Diego Guastavino quedó solo mano a mano con Vargas y puso el balón a un costado para que los jugadores e hinchas que acompañaron al club celebraran la clasificación.
A los 16 minutos quedó cerrada la serie por la incapacidad del Cali y porque Santa Fe hizo justicia con goles, los que no hizo en El Campín. Ahí, el equipo cardenal apeló a su experiencia copera, a manejar el partido a su antojo: esperó, defendió bien, tocó el balón de lado a lado y cuando fue necesario pegó.
Cali se vio inmerso en las dudas de sus jugadores y su entrenador. Aún muchos hinchas se preguntan por qué con la necesidad de hacer tres goles, desde el minuto 16, Macnelly Torres entró apenas a los 55.
Como era obvio, un jugador campeón de Copa Libertadores y con mil batallas encima puso a jugar a al Cali a otro ritmo, y desde ahí su ilusión creció.
A falta de 17 minutos, Nicolás Benedetti hizo un lindo sombrero en el área y definió al palo izquierdo del arquero Róbinson Zapata. 1-2 y la ilusión del Cali crecía para lograr la hazaña que jamás llegó.
El equipo de Pelusso ahora está afuera de los ocho de la Liga, eliminado de la Copa Suramericana y criticado en todo lado porque no demuestra lo que vale su nómina.
Por el lado de Santa Fe, en cambio, parece ser que la gestión de Guillermo Sanguinetti es aprobada en sus primeros meses con el conjunto de Bogotá. Eliminó al rival de patio, Millonarios, en los octavos de la Suramericana; dejó al Cali, en cuartos, y ahora, muy seguramente, tendrá que enfrentar al Junior (tiene ventaja de dos goles contra Defensa y Justicia, de Argentina) en las semifinales, pero ya estar en esta instancia es un premio enorme para un equipo que vive una transición institucional y ha sufrido bastantes lesiones en lo que va de este semestre.
Por : Santiago Valencia Diaz.
Imagen : Agencia EFE.