Con goles de Gabriel Jesus y
Firmino, los locales se quitaron la mufa y despidieron a Messi.
Brasil clasificó a la final de
la Copa América en un triunfo tan dulce que es casi empalagoso, en el que el
equipo fue práctico y se impuso 2-0, contra una Argentina luchadora pero
imprecisa.
Brasil arrancó con el impulso
de su gente, el reto de quitarle el morbo al Mineirao (donde sufrió el 7-1
contra Alemania), la necesidad de seducir a fuerza de talento y lujo a una
hinchada razonablemente desconfiada.
Pero metería un primer susto
Paredes con un remate de media distancia a los 11 minutos, un zumbido en el
arco de Allison Becker que provocó una ola de gritos en la tribuna del
Mineirao.
Por suerte Brasil jugaba
mejor, era más punzante y tenía a Dani Alves, quien al minuto 19 creó toda la
jugada del primer gol brasileño: la tomó por derecha, se cruzó Firmino y de
frente a la puerta le quedó a Gabriel Jesus para fusilar a Armani y marcar su
primer tanto en la Copa. Si, fue gol del 9, pero la iniciativa, el talento, el
olfato fue del lateral que, a sus 36 años, sigue siendo un jugadorazo.
Increíblemente el travesaño le
negó a Agüero el empate al minuto 29, en un tiro libre que generó Messi y que
el hombre del City cabeceó entre los gigantes brasileños para encender las
alertas en el local. ¡Se salvaron!
Y seguía empujando Argentina
de la mano de Messi al 36, quien proponía un pase hermoso para su amigo el Kun,
a tiempo recortado por Marquinhos. Una señal más de que tenía hambre de triunfo
el estelar número 10 fue la recuperación en el piso y el remate cayéndose para
probar los nervios de los brasileños.
Con tarjeta amarilla resolvió
el juez una de muchas disputas entre Acuña y Dani Alves para probar hombría, en
la que al final perdieron los dos. Pero la recuperación de los argentinos, el
asocio de Messi con los suyos y la desaparición -¡una vez más!- de Coutinho en
un momento clave, inclinaban la balanza del lado ‘albiceleste’.
El inicio del complemento no
haría más que confirmar esa ambición de Argentina, que ya al 48 exigía a
Allison con un remate medio defectuoso de Láutaro Martínez -el otrora suplente
de Scaloni- y repetía con De Paul por arriba al 51. El tema es que el de
enfrente era Brasil y en un pestañeo, al 55, Gabriel Jesus habilitó con lujo a
Coutinho y este tiró la pelota por arriba… ¡Y algunos creían que era el
reemplazo de Neymar!
Pero Argentina no aflojaba y
Messi la estrelló en el palo primero al 56, débil fue el rechazo que de nuevo
le quedó al 10, cuya reacción fue meter un centro que milagrosamente para
Brasil no encontró ninguna pierna amiga.
El infortunio para el local
llegó a los 60 minutos, cuando Marquinhos pidió el cambio por lesión.
Messi apareció de nuevo al 65
para fabricar un tiro libre, por falta de su amigo Dani Alves: con lo que nadie
contaba es que allá, al ángulo, donde puso la pelota el mejor jugador del
mundo, llegó Allison Becker, el mejor arquero de ese mismo mundo.
Fue entonces Brasil destapó su
rostro de contundencia: lo que perdonó Argentina lo cobró Gabriel Jesus, quien
lideró la salida desde su campo, se quitó de encima a Foyth en el primer turno
y a Otamendi en el segundo y vio venir a Firmino solo: centro, gol y ¡abrácense
brasileños!
Se fueron los minutos en más
ganas que precisión de los aliados de Messi y una lesión de Gabriel Jesus,
molestias de Willian, demoras y tiempo que ganaba el que se imponía 2-0 y
fuerza que perdía el que merecía y no podía.
Intrascendentes Di María y con
muy poco tiempo Dybala, Argentina vio cómo se diluyó la ilusión de Messi de
ganar un título para el país mientras Brasil, ante el archirrival, como en el
más dulce de todos los sueños, certificaba su clasificación a la final de la
Copa América de la que es anfitrión sin Coutinho, sin la sensación Everton, sin
Neymar pero con Dani Alves, un titán que entiende como nadie de qué se trata
ponerse la camiseta de Pelé.
Por : Santiago Valencia Diaz.
Imagen : Bolavip.com
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