REAL MADRID 4 ATL . MADRID 1 FINAL CHAMPIONS LEAGUE 2013 - 2014 .
Del gol de Schwarzenbeck al de Ramos pasaron 40 años. Los atléticos que vivieron aquel drama tuvieron que recordar lo que todos querían enterrar con un triunfo en Lisboa. Esta vez, al Atleti le sobraron 2 minutos para ser campeón de Europa. No fue por culpa de un tiro lejano de un central alemán. Fue un cabezazo de un central sevillano, que se elevó a categoría de leyenda para el madridismo.
Salvados por la campana, los blancos se ahorraron los penaltis en la segunda parte de la prórroga. Un tanto de Bale tras jugadón de Di María ponía la Décima rumbo a Cibeles. Después llegó la sentencia, excesiva quizá, por medio de Marcelo y Cristiano. La tensión, contenida durante todo el partido, estalló dentro del traje de Simeone. Del sueño a la pesadilla en un instante, sin tiempo para que el gran Luis Aragonés pudiese negociar ayuda divina.
Poco espectáculo, mucha tensión
Salió mejor el Madrid, con temple, moviendo la pelota y buscando las bandas. El Atleti esperando y tragando saliva mientras visualizaba su partido. Simeone les pedía a los suyos salir de la cueva con gestos evidentes desde la banda. El plan era presionar arriba, no dar un pasito atrás. En las finales, si tu rival huele el miedo, estás muerto.
Los blancos buscaban acelerar las jugadas y los corazones rojiblancos con Di María y Bale, mientras Cristiano chocaba con Miranda y Juanfran. Eran las primeras escaramuzas de una batalla histórica. El partido de su vida, literalmente, para jugadores como Carvajal, que salió con un desparpajo impropio. Quien no debió salir nunca al césped de Da Luz fue Diego Costa. El hispano brasileño estaba lesionado y duró en el campo apenas nueve minutos. La placenta de yegua no hace milagros. Su lugar lo ocupó Adrián para formar dupla asturiana con Villa.
La tensión y el miedo hicieron acto de presencia tras el arreón inicial. Poco fútbol y muchas imprecisiones. El balón era del Madrid y el colmillo del Atleti. En el minuto 26 llegó el primer córner atlético, la jugada preferida de los de Simeone. La zaga blanca despejó y Di María armó la contra. Raúl García paró al argentino y vio la amarilla. Sergio Ramos se metió en una guerra que no era la suya y Kuipers le paró los pies con otra cartulina. Un error infantil del que nadie se acordará.
El partido era más bien feo, como cabía esperar. Mucha pierna larga, pocos detalles. En la primera media hora, ninguna ocasión de peligro. En el 32' se abrió la veda. Bale recuperó un balón perdido por Tiago, arrancó haca al área con decisión y falló con el disparo con la zurda. La pegó mal el galés y respiró Courtois, vencido ya hacia su derecha.
Casillas no fue santo
Cuatro minutos después, no perdonó el Atlético. Fue, como no, en un córner cedido por Varane, rematado otra vez por Godín en segunda jugada tras un despeje de Varane que volvió a meter a la olla Juanfran. Salió a por uvas Casillas y se la tragó sin discusión. Intentó rectificar y llegó tarde a sacarla, cuando el balón estaba dentro y la jugada no tenía arreglo.
Perdía el Madrid en una final de la Champions, un escenario desconocido en los últimos 33 años y por una causa impensable. Un regalo de Casillas, que nunca había fallado en las grandes noches hasta ahora. El Madrid acusó el golpe, y a punto estuvo de irse al descanso con el partido perdido del todo. En el 40, Adrián rozó el segundo. También de córner. También de cabeza. Seguramente, los mejores del mundo de la especialidad. El balón se marchó silbando el larguero.
Pintaban bastos para el Madrid en Lisboa y la Décima sonaba a triste fado hasta que emergió Ramos para entrar en la historia
Pintaban bastos para el Madrid en Lisboa y la Décima sonaba a triste fado. Con 45 minutos por delante, los blancos jugaban contrarreloj ante un rival rocoso sin apenas grietas. Que mordía y apretaba todavía más con el viento a favor. Que penalizaba el fallo de su rival al máximo. Sólo Di María parecía agitar la coctelera cuando rascaba bola. El argentino provocó una falta que Cristiano mandó cerca del larguero, obligando a Courtois a intervenir. En el córner, el luso cabeceó fuera.
En el área contraria, el Atleti buscaba el segundo cada vez que se asomaba. Adrián probó con una volea mordida que volvió a sembar el pánico en el fondo madridista. A Ancelotti no le quedó otra que rectificar sobre la marcha con Marcelo e Isco. Fuera Coentrao y Khedira a falta de media hora. Tocaron a corneta y el Madrid se volcó a por todas. Cristiano peinó un centro de Ramos y Benzema no llegó a meter la pierna.
Ramos, héroe en Lisboa
El Madrid empezó a pasarse mejor la pelota en medio de un manojo de nervios. Isco probó fortuna desde fuera del área pero su disparo se marcho desviado. Lo intentaban Marcelo y Di María con más tino que los demás, aguantaba el Atleti en su sitio con empaque. En el 73', zurdazo de Bale que también se marchó desviado. En el 77', el galés cogió la moto por la derecha pero volvió a definir mal con la izquierda. Punterazo al lateral de la red. Sólo quedaba la heroica cuando entró Morata por Benzema, desaparecido en combate.
Quien más quien menos, se acordó de Schwarzenbeck y su gol en 1974 cuando llegó el 1-1 en el 93'
El Madrid tenía al Atleti arrinconado en su área. Quien más quien menos, se acordó de Schwarzenbeck y su gol en 1974 en el último suspiro. Pasó algo parecido en el minuto 93. Ramos se elevó como un mariscal en un córner de Modric desde la derecha y Courtois no llegó a sacarla. Lo que son las cosas del fútbol. En un córner, la especialidad rojiblanca, salvando Ramos a Casillas de estar en boca de todos. De capitán a capitán, le debe una.
La prórroga era una losa para el Atleti, que tenía la Champions en la mano y se le había escurrido. Físicamente fundido, se agazapó mientras los blancos trazaban un plan de fuga para irse de Lisboa con la Décima. Sobre todo, con Marcelo e Isco, los más frescos de piernas e ideas. Tras una primera mitad de tiempo extra sin ocasiones el partido encaró el cuarto de hora final.
En el 110, llegó la jugada que el madridismo estaba esparando para evitar la lotería de los penaltis.. Di María se fue por la izquierda como un funambulista, remató a portería, se topó con el pie de Courtois y apareció Bale en el segundo palo para hacer el 2-1. Cabecita de oro que vale 100 kilos.
Con el Atleti fundido, en el 118, llegó el tercero, obra de Marcelo. El brasileño encontró un pasillo hacia la gloria y Courtois no acertó a sacarla. Todavía quedaba tiempo para un penalti, el de Godín a Cristiano, que encendió los ánimos rojiblancos. Cristiano acabó eufórico sin camiseta tras el cuarto y Simeone dentro del campo buscando a Varane para ajustar cuentas. Feo epilogo para una final inolvidable para madridistas... y atléticos. La Décima es más Real que nunca.